Cuando terminaba mi máster en ESIC Barcelona tuve la inquietud de no encontrar prácticas y por ende no poder renovar mi permiso de estudiante. Recuerdo esa sensación como si fuera ayer. Esa mezcla de miedo, frustración y la vez ganas de cumplir mis objetivos vivían conmigo cada día.
Fui a pedir ayuda a la bolsa de trabajo de la escuela. Llevé mi cv y mucha ilusión. Me recibió la encargada del área (no recuerdo su nombre, creo que era Judith) y empezamos a revisar mi perfil y encontrar opciones 💡
Le conté que quería quedarme en Barcelona y por eso mi deseo era encontrar una empresa para hacer prácticas y posteriormente quedarme ahí a trabajar (sí, sabía que no era algo fácil de conseguir).
Judith me animó y dió muchas palabras de aliento: “Patricia, vamos a hacer todo lo posible para encontrarte prácticas”, “Han habido alumnos que han sido contratados por empresas, así es que es posible”, ” Debes ser constante”🚀
Pero hubo una frase que me marcó y que hasta ahora me acompaña. Me dijo “Patricia, no pierdas la esperanza, porque si lo haces, pierdes todo”.
Puede parecer una frase simple pero me ayudó mucho a mantener el ánimo y la constancia en esos momentos de incertidumbre. Y sigue teniendo su efecto hasta ahora.
Con esperanza podemos lograr que nuestros objetivos se hagan realidad, sin ella la desmotivación llega y nos derrumbamos. No la perdamos.
Qué bueno cuando las personas dejan huella en otras, ¿no? Con acciones y palabras podemos ayudar mucho aunque no nos demos cuenta de su impacto.
A irradiar esperanza, que todos necesitamos de ella para ser felices y hacer felices a los demás. Y a mantenerla, no la pierdas. Todo llega en su momento 🎁
Un abrazo.